martes, 29 de noviembre de 2011

El encuentro

Vincent Van Gogh




Nos hemos detenido un instante y miramos hacia la orilla del río, al otro lado de las murallas, el sol del amanecer atraviesa las ramas de los árboles pintando sombras que se mueven suavemente. Allí, cubierto por el verde y las sombras descansa Birbag; su enorme cuerpo que tanto me ha servido en vida duerme el sueño eterno de los Monoi en medio de la soledad y el silencio. No pude estar con él en sus últimos momentos, pero tampoco quise dejarle a merced de las alimañanas en aquella carnicería de sangre y cuerpos mutilados. Entre ellos los de tantos amigos y seguidores leales. Despedirnos de los que murieron ha sido dificil, pero también hacerlo de los que sobrevivieron.

Un triste adios y un esperanzado viaje hacia el futuro. Me voy, vuelvo a mi casa. Markel y Grecia me acompañan, también algunos hijos del Caos vienen con nosotros, están perdidos y añoran volver a sus hogares.

Hemos atravesado Alemania rápidamente, el camino ha sido peligroso, pero la gente huye, cansada de peleas, cuando nos ven, somos un grupo siniestro, nuestros rostros han adquirido la dureza de la piedra y vamos armados, por si nos es necesario, hasta los dientes. Francia, con su campiña iluminada por la luz de la luna quedó atrás, dejamos lejos las ciudades y procuramos viajar por las zonas más solitarias, lo último que queremos es volver a la lucha.

Karl Bodmer


No sé cómo explicar lo que he sentido cuando hemos atravesado la muga y he visto de nuevo mi tierra. Los montes continúan siendo verdes y rocosos, los pastos cuidados y en ellos se mueven lentamente los rebaños de vacas y ovejas. He sentido el olor del mar Cantábrico lleno de salitre y espuma, regresamos por la costa, todos queremos bañarnos, aunque sea con el pensamiento, en ese inmenso mar que se pierde en el horizonte. Markel me ha pedido que me quede con él, pero ahora no se lo que quiero, sobre todo deseo encontrarme con mis hijos y mi madre, saber cómo han resistido a toda esta locura. Le he pedido tiempo, no lo he tenido para conocerle, para saber quién es en una vida normal y simple y mi corazón está herido de muerte por tantos muertos y destrucción. Me ha prometido que se quedará en Comillas, cerca, para ayudarme si le necesito. Le he mirado agradecida, es un buen hombre y puede que algún día consiga amarle.

Hemos llegado por fin; desde la colina observo la playa vacía, las casitas cerradas y se apodera de mí esa sensación de abandono y seguridad que siempre he sentido cuando llego a mi casa. La veo según me acerco a ella. Las ventanas están abiertas, el jardín cuidado y en la puerta un coche pequeño espera. Estoy llegando, en un minuto sabré si he de llorar eternamente o por fin ha llegado la hora de la felicidad. La puerta se abre y una mujer sale al camino que lleva a la verja.... es mi hija !está tan cambiada! !tan mayor! Mi corazón se para ... y lloro desconsoladamente de alegría.

3 comentarios:

  1. Ola!! tu blog está genial, me encantaria enlazarlo en mis sitios webs. Por mi parte te pediría un enlace hacia mis web y asi beneficiar ambos con mas visitas.

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    Catherine

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  2. Precioso, aunque las lágrimas inunden mis ojos por tu culpa...

    Un saludo

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  3. Muy bonito y muy duro..Me gusta tu blog y voy a seguirte..
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    http://lafragu.blogspot.com/

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