viernes, 17 de junio de 2011

Es indestructible



Nos ha costado regresar a la cabaña, teníamos miedo de volver a tropezarnos con 怪物 y por ello dimos un rodeo importante. Nos ha cogido la noche y hemos tenido que levantar la pequeña tienda de superviviencia y dormir todos juntos, más que juntos diría yo. Después de comer unas galletas y un poco de agua, hemos salido rápidamente camino abajo cuando de pronto hemos escuchado los gritos de Vicente pidiendo socorro. Por más que mirábamos a todos lados no le veíamos, solo oíamos su voz. Retrocediendo poco a poco, bastante sorprendidos y preocupados hemos sabido de dónde venían las voces: se había caído en una sima y estaba allí abajo con una pierna seguramente rota.

- !Lo que nos faltaba!- ha dicho Santi - tendremos que detenernos bastante tiempo, Blanca quiero que vayas bajando con Didier, no espereis, me quedaré mucho más tranquilo.

No he querido irme dejándoles allí y encima llevarme a Didier. No sabíamos cuanto iba a costar sacar a Vicente de aquel hueco y mucho menos sabíamos si aparecería de nuevo el bicho y tendríamos que defendernos.Entre todos a lo mejor teníamos alguna posibilidad, separándonos ninguna, seguro.

Atravesadas en su cuerpo Santi llevaba las cuerdas de escalada y el piolet, con todo ello fue deslizándose por la sima, clavando el piolet en la roca para no resvalar, luego ha atado a Vicente y entre todos lo hemos izado arriba; se le saltaban las lágrimas del dolor terrible en la pierna rota. Cuando ha subido Santi, hemos vuelto a abrir la tienda y la hemos utilizado de camilla y entre todos hemos ido bajando como buenamente hemos podido.



Estamos en casa, todos menos Carles el hijo del Alcalde y no pensamos salir de momento a otra aventura. Podemos dar gracias de que no nos ha pasado nada más, pero hemos corrido mucho peligro. Ahora sabemos que nuestro enemigo es poderoso y difícil de vencer. Nuestras armas sirven de poco y no importa dónde nos escondamos, ella nos encuentra viéndonos desde su gran altura, siempre. Los hombres se han reunido y han hablado de diversas maneras en que podrían vencerla, pero, por más vueltas que le han dado, no han encontrado un sistema que les parezca eficaz.

Al final han acordado poner cepos por todo el entorno de nuestras viviendas, de esos que se utilizan para las alimañas de mayor tamaño. Dudaban de que sirvieran para mucho, pero al menos detendrían a Wang (voy a llamar desde este mismo instante así al bicho, porque el otro nombre lo pronuncio fatal) durante un tiempo, por corto que fuera y también servirán para que los chillidos del animal nos avisen de su presencia.

Estamos muy cansados, tristes y preocupados. Ahora ya sabemos contra qué nos enfrentamos y la verdad, poco podemos hacer contra ello.





P.D. En los comentarios de mi anterior entrada, leo a Hidalgo y a Rebeca y tal vez él tenga razón y sea mejor ser menos expontáneos y pensar despacio una estrategia bien meditada, que pueda servir.

Gracias amigos, de corazón.







No hay comentarios:

Publicar un comentario