lunes, 6 de junio de 2011




No se como voy a contaros lo que he visto cuando volvía a casa esta mañana temprano. Ha sido horrible y aún no puedo creerlo a pesar de que lo he visto con mis propios ojos.

He dejado el todoterreno en el campo para que lo use Vicente, el hombre que he contratado junto a su mujer Amalia, para que cuiden a mis hijos y ayuden en todo a Romilda; he pensado que puede que tengan que ir a por algo o que deban salir corriendo, huyendo de algo. Así que he bajado con Santi y me alegro porque lo que hemos visto no lo habría soportado yo sola. Hemos pasado por Lumbier, Puentelareina, Yesa ... todo parecía normal, la mañana ha sido tristona y nublada y yo estaba más triste aún después de dejar a mis hijos allí. Todo ha sucedido cuando hemos entrado en el Pais Vasco. Era muy pronto porque hemos tenido que madrugar mucho ya que Santi tenía que ir a trabajar, había bultos repartidos por la carretera y en los campos cercanos. Nos hemos bajado pensando que podría ser algun animal muerto o algo similar y nos hemos encontrado con un reguero de miembros humanos, brazos, piernas, cabezas, todo machacado o mordido por algo con una boca enorme. De entre una plantación de viñas ha aparecido un hombre al que le colgaba el brazo apenas sujeto al hombro y con una horrible herida en la cara, justo ha tenido tiempo de decirnos

- !Váyanse, huyan que seguro que vuelven!
-¿Qué ha pasado aquí? - le ha preguntado Santi
- Esos animales ... esos bichos nos atacan ... ya es la segunda vez ... salgan corriendo y no vuel ....

Y se ha desmoronado muerto. La verdad, hemos subido al coche y hemos salido corriendo de allí. Inmediatamente he intentado llamar por el movil a la ertzantza pero no había línea, no hemos podido hablar con ellos porque no la hemos recuperado ya más. Al llegar a Bilbao hemos parado en la Comisaría y hemos avisado. Tenían allí un enorme jaleo y nos han dicho que no dan de sí para atender a tantas llamadas de auxilio.

Aún recuerdo lo sucedido en Santander, así es que el miedo se ha apoderado de mí y creo que también de Santi. Por la A8 circulaban coches en una dirección y en otra con familias enteras cargadas de enseres y con caras asustadas. Cuando he llegado a la ciudad he ido directamente a la tienda. He hablado con Marcela, le he dicho que recojamos todo en cajas y lo bajemos al sótano, yo al menos me voy. Voy al Pirineo a quedarme con mis hijos, que es donde debo estar. Le he aconsejado que haga lo mismo, que busque un lugar seguro y que no salgan de él durante un tiempo. Espero que me haga caso. Mientras metíamos todas las prendas en los cajones he pensado en Pablo y en su extraña capacidad para no estar nunca cuando se le necesita. Hace días que no llama y también cesaron hace tiempo las llamadas a horas intempestivas. La última vez que hablamos él y yo me dijo que tenía que viajar a Perú. No se qué se le habrá perdido allí. Pero ya no me importa.

2 comentarios:

  1. ¡qué angustioso! sal corriendo y no pares.
    un saludo
    Marian


    http://rinconesdetucerebro.blogspot.com/

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  2. Madre mía! Que no me acordaba de que iba ésto...

    Voy a ponerme al día!

    Un saludo

    P.D: por cierto, muy bueno! ;)

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