Nos estamos organizando

Volver a casa es siempre un regalo, en nuestra situación más. Santi subió al centro a ver cómo van las cosas. Las casas más sólidas se mantienen en pie y en ellas se refugian los que quedan en el pueblo. Por la tarde, ambos subimos a la Universidad. Allí estaba el resto. Como está habilitada con pequeños habitáculos para cuando vienen los estudiante, han podido organizarse fácilmente. Pero hay muchos problemas que no saben cómo resolver; cada uno da una idea y nadie toma el mando para llevarlas a la práctica.

Ayer a la mañana salí al jardín de casa un momento y vi gente rondando la verja de entrada, era un grupo grande que hablaban acaloradamente entre ellos, la verdad es que me asusté pensando que nos atacaban. Tal vez había corrido la voz de que teníamos provisiones. Llamé a Santi y bajamos juntos a hablar con ellos. Para nuestra sorpresa venían a pedir ayuda de otra clase. Necesitaban un guía o jefe, alguien que unificara todos los esfuerzos comunes y querían que fuéramos nosotros. Increíblemente había llegado a sus oídos que habíamos matado al Monoi, no me preguntéis cómo y eso les hacía creer que si de nuevo nos atacaban sabríamos mejor que nadie lo que había que hacer.

Hoy mismo hemos acordado refugiarnos todos en los edificios de la Universidad, si se queda pequeña ocuparemos el Capricho y el Palacio de Sobrellano y de ser necesario, alguna otra casona de las que abundan por aquí, como la nuestra. Acumularemos toda la comida y objetos de primera necesidad en la Capilla de la Pontificia y procederemos a repartirlos equitativamente. Hace falta un líder para organizar un grupo de protección o algo similar, para mantener el orden. Santi se encargará de esa parte y yo de los asuntos de abastecimiento, salud y todo lo que nos facilite la vida.

Hemos entrado en una etapa de gran actividad, antes de que vuelvan.