viernes, 27 de mayo de 2011

Esta vez voy al ataque




Esta noche, como no he podido dormir, he tomado una decisión y si las cosas siguen como ayer la llevaré a cabo. He llamado a mi socia y hemos ido a la tienda mucho antes de la hora de abrirla, como ayer tuvimos tanta movida, estaba toda revuelta y sin etiquetar las prendas que hemos recibido últimamente. La trampilla del sótano sigue cubierta de cajas y otras cosas y parece que allí abajo todo está tranquilo. Hemos bajado y subido del almacén a la tienda trayendo y llevando cosas y entonces es cuando hemos oído un rugido sordo que venía del suelo. El piso ha empezado a temblar y la trampilla a moverse como si la estuvieran golpeando.

Ha sido cosa de unos minutos, luego todo ha vuelto a la normalidad, pero ya no puedo esperar más, si seguimos así vamos a enfermar de ansiedad. Menos mal que tengo muchos amigos; he llamado a Venancio López Tapia que tiene una empresa de limpiezas de todo tipo, industriales o domiciliarias y le he explicado mi problema. La verdad, creo que no me ha entendido y desde luego no me ha creído. Pero como no están los tiempos para perder trabajos, me ha prometido que vendrán en cuanto hagan un hueco, estudiarán mi problema y me harán un presupuesto, una vez que decidan cómo pueden solucionarlo.

Pablo estaba en Madrid desde el lunes y cuando me ha llamado a ver cómo van las cosas, me ha dicho que había llegado a Bilbao, porque se avecina algo muy importante y tiene que vigilar a alguien por si alguien viene de no se donde. Y lo pongo así de incierto porque es como él me lo ha contado, de manera que sepa algo pero no sepa nada. Le he dicho lo de López Tapia, me ha dado la impresión de que no le ha gustado mucho la idea, pero soy yo la que toma las decisiones; me ha advertido que tengamos mucho cuidado y que procure estar lejos cuando la limpieza comience.

abajo es mejor cogerlo antes de que crezca más, así que vendrán esta madrugada cuando todo esté tranquilo y harán su trabajo. No se cómo, ni me importa, el caso es que acaben con esta pesadilla.

Esta noche, cuando cerremos, recogeremos toda la tienda, otra vez, y lo dejaremos todo bien tapado y guardado, lo mismo en el almacén, por si se les ocurre fumigar o algo por el estilo y nos estropean todo el stock y nos vamos definitivamente a la ruina. Y ya no es solo cosa mía, estaba una clienta en el probador poniéndose unos bañadores cuando ha salido, toda asustada, a mitad de la tienda diciendo que qué eran aquellos rugidos o ronquidos que se oían debajo del mismo, que parecía que se movía todo el suelo. Preguntaba si no sería el aviso de que va a haber un terremoto. La verdad, me ha parecido una buena excusa, porque decirle que tengo un bicho horrible allí abajo no creo que la hubiera tranquilizado.

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