sábado, 21 de mayo de 2011
Preparándome para no se qué
Creo que el lunes por fin conseguiremos poner en marcha la tienda sin que queden vestigios del desastre. Las cosas parece que vuelven a su ser, aunque en la reunión de vecinos y comerciantes la gente estaba asustada y preguntándose qué era aquello que apareció de pronto destrozándolo todo y luego desapareció tal como había venido.
Con estas cosas parece que haya olvidado el día a día, pero no es así. En la Plaza Porticada la gente se reúne desde hace unos días; cada vez hay más y no solo jóvenes, también gente mayor y de mediana edad, cansados ya de oír a los políticos hablar y hablar siempre para escupirse a la cara los unos y los otros lo mal que lo hacen y lo bien que lo harán ellos cuando les llegue la hora y luego cuando tienen la ocasión no hacen otra cosa que enriquecerse y apoltronarse.
Adrián vino ayer y me pidió permiso para ir allí hoy y mañana, ya que no tiene que ir al colegio. Le he preguntado si entiende bien lo que piden y de lo que se trata y me ha hecho un resumen con el que he llegado a la conclusión de que sabe casi más que yo de ello. Así que esta mañana me lo he traído conmigo cuando he venido a trabajar y pasará el día acampado con los demás. A mediodía iré a llevarles algo para que coman y beban y espero que aprenda mucho de esta experiencia.
Pablo me ha llamado, es curioso porque me llama casi a diario. Mis reacciones ante esto son extrañas, oír su voz me recuerda demasiadas cosas, luego hablamos de asuntos prácticos y recuerdo que aquellas cosas quedaron ya en el pasado y debería archivarlas. ¿Cómo deja uno de querer a alguien, así de buenas a primeras? Quizá recordando lo malo que nos sucedió con esa persona, teniendo presente su deslealtad, con el fin de que por la rabia entremos en el olvido. Yo me miro por dentro y lo único que recuerdo son los buenos momentos, que fueron muchos, en realidad casi todos y se que no es fácil olvidar toda una vida compartida con la persona que es el hombre de la tuya.
Encuentro a Pablo diferente, me preocupa su preocupación por nosotros, tengo la sensación de que algo extraño pasa porque me repite constantemente que tenga cuidado y que no deje a los niños solos. Cuando le pregunto me dice muy nervioso que le haga caso, que haga lo que me dice y que ya me lo explicará más adelante. He comprado comida y la he almacenado en la bodega donde él guardaba su colección de vinos. Todo cosas que no se estropeen demasiado pronto. También linternas, sacos de dormir y cojines, Aunque en la bodega hay una especie de txoko con todo lo necesario he bajado también unas tumbonas y butacas de camping de las que suelo llevar a la playa y libros y entretenimientos. Medicamentos y bastante ropa de todos, alguna de la que ya no usamos, así no he tenido que dar explicaciones a los niños de lo que su padre me ha dicho que haga.
He hecho lo que me ha pedido porque siempre he confiado en él y se que hay una razón poderosa para que me pida algo tan poco usual y difícil de entender.
Hoy me he atrevido por fin a preguntarle por esa mujer por la que me ha dejado. Durante un rato se ha quedado en silencio, incluso yo oía su respiración en el auricular del teléfono. Luego ha suspirado y me ha dicho que no me preocupe por ella, que no tiene nada que ver con nosotros y que eso también me lo explicará más adelante.
No se porqué confío aún en él.
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Veo Blanca que todo vuelve a la normalidad, ¿normalidad? no se si llamarla así, realmente siento que algo está pasando, el sábado 17 al salir a mi terraza percibí algo extraño, los pájaros no anunciaron el amanecer, dejé constancia de ello. No sé tandremos que estar muy atentos.
ResponderEliminarUn abrazo y cuidate.
Hola, Blanca: qué casualidad, Rosario y yo también hemos preparado la bodega por lo que pueda pasar. Ya veremos.
ResponderEliminarBesitos.