martes, 7 de junio de 2011

La huida





Lo primero que hice ayer, una vez hemos terminado de desmontar la tienda, ha sido ir a la de Juanjo, el de la zapatería y le he hablado de lo habíamos visto al volver. No sabía como convencerle de que hay bichos por todas partes, que los ruidos que escucha en su almacén no son reajustes de un edificio que tiene ya casi cien años, sino las crías de los animalejos. He hablado con un amigo de la Universidad que es zoólogo, biólogo y botánico; ya había oído hablar de la plaga, están totalmente desconcertados porque no saben de dónde ni porqué han podido llegar semejantes animales.

Me ha explicado un poco cómo pueden ser y cómo se desarrollan;  al parecer son  enormes monstruos que recuerdan a las películas de Godzilla aunque son más pequeños y ágiles. En fase adulta podrían ponen huevos en núcleos urbanos, esto lo piensan debido a los encontrados en el Norte y en la zona de Murcia, Las crías son como arañas reptilianas de tamaño humano, muy ágiles y fuertes que se alimentarían de carne durante un par de meses. Al parecer ya se han localizado en España 3 adultos, uno cerca de Andorra, otro cerca de Bilbao y el tercero en Murcia.

He contado todo esto a mi colega y creo que al final le he convencido, me alegraría si así fuera. Lo siguiente que he hecho ha sido ir a casa de mi madre. A ella no he podido convencerla más allá de que se quede en el pequeño bunker que yo tenía preparado en mi casa, para por si acaso.

-        Soy muy mayor ya, hija y no me importa si me toca morir, pero desde luego quiero morirme donde he nacido y no quiero dejar a Daniel ahora que le he encontrado.
-        ¡Pero mamá! Estarías mucho más segura con nosotros y puedes invitar a tu amigo, aquella casa no es muy grande, pero nos arreglaríamos.
-        Gracias, hija, pero me quedo. Si pasa algo grave, como dices, me pasará junto a Daniel y estando con vosotros no sería más que un estorbo.

Se han mudado a mi bunker, les he dejado bien instalados a ella, a su amigo y a Chancho, que era el mecánico de Pablo cuando estaba en casa y que al ser peruano no tiene familia aquí y ha estado encantado de tener un lugar para esconderse. El se encargará de las labores pesadas y de salir y entrar. He avisado a mi hermano, aunque parece que en la Sierra aún están tranquilos, le he dicho que se preparen bien. También he hablado con mis amigos, algunos ya se habían ido y otros estaban a punto, todos camino de los pueblos.

He dormido de mala manera, he recogido los papeles más importantes, las cosas de valor menudas y el dinero que tenía en mi pequeña caja fuerte. He cerrado todo a cal y canto y esta mañana he hecho las últimas compras de comida para que los niños coman verdura y fruta fresca. Las calles está desiertas, los comercios medio cerrados, la ciudad da miedo; en el puerto he visto varios yates que se iban con muchos tripulantes y enseres.
La A8, que normalmente está colapsada por el tráfico diario, hoy era un infierno, no se dónde se meterá tanta gente, es un desastre. Me he traído a Braco, mi perro y a Friskys mi gato; lo he dudado un poco, pero al final me ha dado pena dejarlos.

2 comentarios:

  1. Aunque leo tu blog ha menudo, ahora he venido para buscar lo de la descripción del bicho, creo que anda uno así por Bilbao. Ten mucho cuidado, Blanca, cualquier cosa me dices. Abrazos.

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  2. Hola, que soy Pilar y estoy escondida en la bodega. Nuestros bichos nos son como los vuestros, los nuestros vuelan y se llevan gente, ¡qué miedo!
    Me alegro de que estéis bien las dos.
    Besitos y recuerdos de Rosario

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