lunes, 22 de agosto de 2011

Agente secreto (armas de mujer)




Salimos para Menorca en el precioso velero de Ruiz Mateos, naturalmente como es suyo ha sido el encargado de capitanear la travesía. Dejamos atrás Puerto Sherry reluciendo blanco en medio del azul del mar. Había que ver a Don José María al mando dando órdenes aquí y allá para que ni una mota tropezara con el casco de su precioso velero y saliendo airoso por la embocadura camino del horizonte. Pilar le miraba embobada, allí, mostrando su poderío de hombre que sabe lo que quiere. Si no fuera porque ella es tan conservadora y él está casado, creo que aquí habría lío.
Hemos navegado hasta las proximidades de Almeria y allí nos ha pillado la noche. El Capitan ha fondeado justo frente al puerto y hemos podido disfrutar de un poco de tranquilidad, porque un barco de vela requiere muchas atenciones. Ruiz Mateos nos ha ofrecido unas botellas de un delicioso vino de Jerez de una de sus bodegas y hemos podido relajarnos en una animada charla, olvidados por un momento de los peligros que nos aguardaban. Sentada en la proa contemplaba el cielo estrellado cuando uno de los moteros ha venido a acompañarme, se llama Markel, tiene la piel morena y curtida por el aire, en cada brazo un tatuaje con una inscripción que dice: nire maitea y en el otro: goxo, goxo. Se puso a contarme cosas de las estrellas y constelaciones:
- En la constelación de Andrómeda hay un lugar secreto para ti ... lo iluminan las estrellas que la componen, si quieres venir te llevo en mi moto y será como volar al cielo.
Me ha dado la risa ¿cómo se puede ser tan cursi? Pero la verdad, no se si han sido las copitas de Jerez, el calor de la noche y la brisita marina, o el que despedía el cuerpo de ese hombre, el caso es que he llegado a pensar en que no estaría mal regalarme un homenaje, que no todo van a ser batallas y muertes, hacia donde vamos no creo que encontremos otra cosa. Markel tiene unas manos preciosas, fuertes, de dedos largos y uñas redondas y cuidadas; al siguiente traguito de Jerez ya me las imaginaba yo recorriéndome sin recato. Ha sido una noche inquietante y llena de sensualidad, amanecía cuando me he fijado en que Don José María achuchaba a Pilar con el cuento de que aquí está la rosa de los vientos y allá la estrella polar y el carro y la osa mayor ....y la muy lagartona allí quietita dejando que el Capitán le soplara el aliento a la oreja, pegadita a él como que no quiere la cosa. Con el genio que tiene Doña Teresa, si los ve los va a poner mirando a Cuenca.
Finalmente hemos llegado a Mahón, pero nos hemos tenido que quedar en la bocana del puerto porque resulta que hay vigilantes para ver quien sale y sobre todo quien entra. Nos han dado el alto y nos han exigido el pago de las tasas correspondientes. Me han nombrado parlamentaria, Pilar, me ha soltado los botones de mi blusa blanca y me ha animado a que trate de distraer la atención de los vigilantes a ver si consigo un trato justo.
Llevo unos pantoloncitos vaquero muy cortos (los he recortado de unos viejos) y mi blusa blanca que, como todo lo blanco, transparenta un poco. Los botones bien desabrochados dejando imaginar más que ver, mi pelo revuelto suelto sobre mi frente y espalda y mi mejor sonrisa. He bajado por la escalerilla con mi trasero en pompa muy despacio, moviéndome muy suavemente, como si fuera un gato a punto de cazar un ratón, una vez en el llaut me he sentado muy modosita, con mis piernas tostadas bien a la vista y he metido mis dedos entre mi pelo y lo he apartado de mi cara. Aquellos hombres estaban atentos a mis gestos y como estábamos muy cerca (no había demasiado espacio en aquella embarcación pequeña) les he envuelto en mis redes de sonrisas, miradas y aroma a salitre y champú fresco. Hemos llegado a un acuerdo conveniente, dos o tres han creído que nos volveríamos a ver, el resto seguro que tienen sueños esta noche donde yo soy su ninfa marina jajaja ... Lo que hay que hacer por esta guerra dichosa.
Y estamos ya en Mahón, donde desembarcamos sin más problemas. Estamos esperando nuevas órdenes y de mientras algo sucede yo recuerdo a mi familia y he pensado que tal vez podría pedirle a Rebeca que, puesto que está cerca de Comillas, se acerque a mi casa y les diga que estoy bien, que Pablo murió en Tarifa y que mire a ver si ellos se encuentran en buen estado y no les falta de nada. Tengo que decírselo a ella, si lo hace le estaría eternamente agradecida.

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