jueves, 13 de octubre de 2011

Con los ojos abiertos





Tengo que ir con mucha cautela, no quiero que él me vea escribiendo porque no desea que nadie sepa lo que planea y lo que está construyendo aquí. Pabrich. Así me ha pedido que le llame, me lo suplica cuando se acerca a mí e intimamos:

- Di mi nombre, quiero oírlo en tu boca,

Y yo le llamo con toda la pasión que él necesita, porque es un ser solitario y desgraciado a la vez que un asesino sin piedad. Por fin se ha rendido y confía en mí, quizá mantenga alguna última duda, pero comparte conmigo sus planes y sus sueños de dominio y ambición. Todas sus locuras. Por eso me llevó a inspeccionar las obras que se llevan a cabo para convertir esta zona en una inmensa fortaleza, rodeada de impresionantes murallas, torres de vigilancia y entradas secretas. Todo ello está ya rodeado de un inmenso foso al que lanzan los cuerpos de los humanos que mueren de agotamiento o enfermedad y los de los demonios que van ajusticiando cuando los capturan. Nadie se explica por qué los diablos han caído en desgracia con el Dragón, ya que, durante un tiempo, fueron sus más fieles colaboradores.
Me explica con gran pasión y orgullo cómo será la ciudad fortificada en un futuro próximo, los esclavos trabajan a marchas forzadas y sin que nadie se compadezca de su sufrimiento; lo más triste es que sus verdugos son precisamente otros humanos que se han vendido al sátrapa por miedo o por conveniencia. Cuando vi rematar a muchos de aquellos desgraciados cuando ya no podían más y Pabrich me explicó lo que planeaba para el futuro de la humanidad, me di cuenta de que no podía perder más tiempo allí y mucho menos dejarme seducir por aquel ser maligno que podía mostrarse tan dulce y era tan sanguinario.
Por eso ando con mucho cuidado, no quiero levantar sospechas ni dar un paso en falso.

Tengo que planear algo para que todo esto acabe, leo entre mis compañeros que se dirigen hacia el Norte, creo que pronto podrían llegar aquí, porque mi esperanza está en que podamos reunirnos y luchar juntos contra este peligro. De mientras eso sucede sigo aparentando enamoramiento y trato de no desilusionar al Rey. Creo que de momento lo voy consiguiendo. Ayer hice una prueba con los Monoi, necesitaba saber si aún me obedecen y puedo contar con su ayuda si nos enfrentamos con las fuerzas del mal. Sí, son míos. Me adoran y obedecen y yo procuro, con suavidad y autoridad, que esa dependencia no desaparezca

No hay comentarios:

Publicar un comentario