Pero puedo contar contigo

He llorado bastante. Es que no he podido contenerme al ver como estaba mi tienda después de lo sucedido ayer. La policía no nos dejó acercarnos en todo el resto del día, nos pareció raro que vinieran algunos militares y como lo habían acordonado todo no pudimos ver qué pasaba exactamente. Hoy he ido y he visto todo. La casa pegada a la que aloja mi tienda parece que ha recibido un bombazo, tiene un boquete enorme en medio de la fachada y mi tienda estaba llena de cascotes que han entrado por la cristalera rota. He llamado a mi seguro y he sacado fotografías de todo para que lo vean, por si tardan, porque hemos estado limpiando todo para poder abrir cuanto antes mejor. Esta tarde vendrán a ponerme el cristal nuevo y espero que todo esté en orden pronto.

Por lo demás, no se nada. Ni en la televisión, ni en la radio, ni la prensa han dicho nada de esto, es como si no hubiera pasado. La Asociación de comerciantes nos hemos presentado en el Ayuntamiento a ver que explicación nos daban y allí tampoco saben nada de nada. Encuentro que todo esto es muy misterioso y que hay algo raro en ello.

He hecho algo que creía que ya no haría: estaba tan asustada y apesadumbrada que he llamado a Pablo para contarle lo que ha pasado y preguntarle si hay algo especial que deba hacer, ha venido inmediatamente. El es así, siempre está ahí cuando le necesitas. Me ha abrazado como siempre, no hay un lugar mejor que esos brazos, para mi. Siempre me he sentido feliz entre ellos, a veces como una niña protegida por su padre y otras como una mujer estupenda dispuesta a seducir a su amante. Hoy el era mi padre y no quería sentirle como mi amante, pero me ha sido imposible y el se ha dado cuenta. Por un momento he creído que iba a besarme, en sus ojos había esa luz que yo tan bien recuerdo. Pero me he separado y le he contado mis cuitas y la ensoñación ha dejado paso a las cuestiones prácticas.

Creo que va a averiguar en determinados lugares, si hay algo raro en todo esto.