domingo, 12 de junio de 2011

En busca del engendro

De nuevo nos acecha el peligro, pensábamos que aquí nos habríamos alejado de él pero no ha sido así. Por lo que leo en la Red se ha llevado a cabo la primera batalla (leer aquí atentamente) ha sido lejos de aquí, pero los problemas son los mismos. La plaga se ha extendido por medio mundo y pronto lo hará por el mundo entero y no habrá un lugar en el que esconderse. La gente se pregunta de dónde ha llegado y qué busca en la tierra esa manada de fieras feroces y crueles.

Ayer a última hora llamaron a la puerta de la cabaña, asustados por el hecho dudamos si abrir o no, lo hicimos porque lógicamente ningún bicho iba a llamar a la puerta para entrar. Allí parado sobre el felpudo, con una escopeta de gruesos cañones y con traje de camuflaje para pasar desapercibido,  estaba nuestro vecino más próximo Didier Bagot, un francés que suele venir a la zona a esquiar y que compró una casita de esas prefabricadas y la colocó a unos trescientos metros de la nuestra. Nos preguntó si los habíamos visto, le contamos nuestra aventura en la cueva.

- !Que locura, mon dieu! ¿no oyen ustedes los gritos en la noche? ahora lo entiendo, debe ser la madre en busca de su hijo. Es horrible oírlos en el silencio, cada vez más cerca, tal vez vaya siguiendo el rastro y les encuentre cuando menos lo esperen.
- Pensamos que era una buena idea, para evitar que hubiera un engendro más amenazando al mundo.
- Tendríamos que hacer algo, por eso he venido. Creo que usted y yo debieramos subir a los riscos a ver qué hay allí, por si podemos acabar con lo que sea.
- He llamado a la guardia civil y al alcalde para que sean ellos los que se encarguen, pero tengo la impresión de que están demasiado ocupados con todo este lío de personas que van y vienen por todas partes.
- Sí, yo también lo hice, por eso le digo que debiéramos ir usted y yo, si no le parece mal.

Y en eso han quedado, mañana en cuanto amanezca se prepararán para subir al monte, a la zona de cuevas y rocas, voy a acompañarles. Santi se ha opuesto a esta idea fervientemente, pero al final he conseguido que la acepte. Han planeado bajar primero al pueblo y comprar cartuchos explosivos de los que usaban antes de la prohibición para la pesca, aunque puede que ya no los tengan. Y desde luego Santi llevará la motosierra a pesar de lo que pesa.

!Estos son muy malos tiempos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario