sábado, 11 de junio de 2011

La llamada de Pablo




Anoche me llamó Pablo, no se que hará allí, pero está en Brasil. Para ser más exactos en Santos a unos cincuenta kilómetros de Sao Paulo. Por el auricular se oía un ruido que me parecía familiar, de algo que aquí no tengo y echo en falta.
- Estoy en la Avda. Vicente Carvalho, cerca de la Praça de Bandeira, donde estaba el Hotel donde estuvimos en aquel viaje. Tengo la playa delante y el mar donde nos bañamos desnudos. Te echo en falta galletita, me gustaría que estuvieras aquí conmigo.
 - ¿Ah sí? ¿y que haces tú en Sao Paulo, si se puede saber?
-  Asuntos de trabajo, nena, no puedo decirte nada más. ¿Cómo están los niños?
- Bien, bien, estamos bien. Hemos venido al Pirineo a nuestra cabaña.
- ¿A la cabaña en Junio? ¿Porqué?
- Las cosas aquí están muy mal Pablo, hay una plaga de bichos extraños causando muchos problemas, los que hemos podido nos hemos refugiado lejos de las ciudades, pero aquí tampoco estamos del todo seguros. He hecho lo que he podido, Santi nos ha ayudado mucho.
- ¿Santí? ¿Santi Herrero? Vale, me alegro de que os haya atendido.
- Está aquí con nosotros, le invité a quedarse después del último ataque de los bichos; matarón a varias personas y la ciudad estaba terrible, todo el mundo huyendo.
- !Ah! que bien, así que está en casa contigo. ¿Y dónde duerme?
- Donde a ti no te importa. ¿Dónde duerme la rubia? ¿Te la has llevado contigo a Santos?
- Sí, pero no es nada más que trabajo.
- Ya, lo que tú digas

!Será posible, que desfachatez!. El caso es que dice que sigue buscando a alguien y parece que podría estar allí. Siempre he creído todo lo que me decía sin dudar, ahora me parece que no le creo demasiado.
Quiero bajar al pueblo, me gustaría saber si las cosas allí se mantienen tranquilas. Santi salió ayer a la noche, cuando llamó Pablo, a dar una vuelta y echar una ojeada por los alrededores de nuevo, creo que quería ser discreto, porque la verdad es que estaba en mi cama en ese momento. Al volver me ha dicho que se oían unos gruñidos extraños arriba en los riscos, pero venían de lejos y no se distinguía bien si eran de algún jabalí u otro animal que andaba de cortejo.

Hoy hemos decidido pasar un día tranquilo, sin alejarnos demasiado y dedicado a los niños. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario