sábado, 2 de julio de 2011

De ida y vuelta


(Se parecía a este, aunque la verdad no lo vi bien por el miedo)



Después de tantos días horribles, me ha llamado Pablo. Como si surgiera de un mundo aparte, lejano y casi olvidado. No me emociona y me alegro de saberlo. El corazón humano es como una colmena con compartimentos estancos donde algunas experiencias se almacenan a la espera de que se olviden para siempre o surjan de nuevo inesperadamente. El está ahí, archivado.

Vuelve a España, está enfermo y cansado y quiere regresar. Las cosas no le han debido ir muy bien y ahora está en excedencia hasta que se vuelva a centrar. No quiero que vuelva conmigo, no quiero ser su enfermera, no siento que esté obligada y sin embargo le he dicho donde estamos y que venga si quiere.

Dejando mis problemas personales a un lado, diré que tenemos una nueva preocupación, aunque no sabemos si es muy grave o no: patrullamos por nuestro flamante granero toda la noche. De verdad casi da más miedo el lugar que todos los bichos juntos. Es siniestro, húmedo por fuera y maloliente por dentro, las sombras de los árbustos se mueven como vampiros al acecho y se escuchan ruidos continuamente que no se sabe de donde proceden. No nos llegaba la ropa al cuerpo, íbamos tan concentradas que cualquier ruído nos hacía respingar. Por eso no lo vimos llegar, planeo sobre nuestras cabezas y sus garras materialmente las peinaron. Carmen dió un salto y el pajarraco aprovechó para engancharla y llevársela sin que apenas pudiera estirar mis brazos tratando de agarrarla por los pies.

No eran huevos de Monoi, era un pajaro enorme y raro y venía a ver a su prole. Estaba furioso, graznaba horriblemente y desapareció con su presa. !Qué horrible experiencia!. Aún tiemblo al pensar en ello y sobre todo en mi compañera.

Acordándome de Pilar y sus bichos voladores, he leído por los blogs a ver qué nombre tiene ese animal y así he podido saber que se puede con ellos, sí hay un sistema que los aniquila, no son invencibles y lo han podido probar, por lo menos eso dice Hidalgo en el suyo y también he leido a Brau y él lo cuenta más extensamente.

Así que estoy triste, preocupada, medio esperanzada y expectante por lo de Pablo.

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