sábado, 9 de julio de 2011

Explicaciones, verdades y mentiras


Tenemos un tiempo norteño, es verano pero la niebla se desliza por los montes como si fuera una manta vaporosa que los abriga del frío. Cuando esto sucede me embarga la melancolía y en estos tiempos la tristeza. Mi madre lloraba hoy cuando hemos hablado, Daniel está enfermo; los hombres parecen fuertes pero, en general, soportan peor las vicisitudes, así que ella se siente sola en medio de todo este caos. Le he dicho que, si nos es posible, iremos a buscarles para traerles a Comillas con nosotros. No he querido añadir que es lo que debieran haber hecho desde el primer momento. Tenemos muy poca gasolina, los teléfonos empiezan a no funcionar, la gente esta cada vez más desesperanzada. Pero hay que seguir viviendo.

Pablo y yo estamos investigando en nosotros mismos, hemos hablado mucho de todas las cosas que han pasado y sobre todo de las que nos han separado definitivamente. Yo sabía de sus deslices puntuales; hubo un tiempo en que no podía vivir con aquel sufrimiento, no eran celos, era desilusión, decepción. Después dejó de importarme. Creo que en ese punto justo es cuando dejé de amarle, aunque se que aún le quiero como amigo y padre de mis hijos.  Es difícil romper un compromiso, el matrimonio es como un negocio de empresa cuando el amor se acaba, hay que mantener la solidez porque si no el negocio se va a pique.

Ya no quiero eso. Pablo se engaña a sí mismo si de verdad cree que aún me ama, yo se que no me ha amado nunca, al menos del modo en que yo deseo que lo haga. Es fácil confundir el amor con la necesidad de alguien.

- Es por Santi - me ha dicho- te has enamorado de él.
- No, te equivocas, él no tiene nada que ver, yo ya había dejado de quererte hace mucho.
- Nunca me lo habías dicho y yo estaba tan ocupado en mi vida, que jamás me paré a pensarlo.

No he querido entrar en un círculo de quejas y disculpas, de tu esto y tu lo otro. No va conmigo la autocompasión y menos la humillación de las quejas, así que hemos acordado no volver a hablar más de esto. Le he contado la conversación con mi madre y me ha dicho que, si le dejamos un coche, el irá a buscarlos. Tengo que hablar con Santi, hoy ha salido a Santoña con algunos hombres, el camino es peligroso, pero no hay demasiada distancia. Allí aún quedan embarcaciones que salen a faenar y nos vendría bien algo de pescado. Veremos a ver si es posible.

La vida es extraña, observo a Pablo y lo siento como un extraño, nunca pensé, en otros tiempos que esto pudiera ser así, ni siquiera cuando ya sabía que no le amaba. Pero mi corazón se derrite cuando pienso en Santi, en algo inexplicáblemente dulce que me supera. Creo que un amor enseña a otro amor y así el conocimiento sobre la realidad de lo que es el verdadero amor, se va aprendiendo con la vida.

6 comentarios:

  1. Cómo son los tíos. Cuando estaba con la rubita y sus "asuntos de negocios", tú no pintabas nada en su vida y, ahora...

    Haces bien en no dejarte arrastrar por la compasión. Bastante haces, que le dejas quedarse en vez de atarlo a un huevo gigante de esos, como biberón para el recién nacido, como se merecería.

    Cuídate, guapa. Abrazos.

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  2. "no me ha amado nunca, al menos del modo en que yo deseo que lo haga. Es fácil confundir el amor con la necesidad de alguien"
    ¿Acaso no es así siempre? ¿cuándo nos aman como queremos?Tal vez el truco esté en no tener ideas preconcebidas de ese cómo.
    Porque, además, nadie ama en exclusividad, y todo el mundo engaña a quien está a su lado, todo el mundo miente, nadie es sincero.
    Nos vendemos barato por esa confusión (cierta) entre el amor y la necesidad de alguien. Meros tullidos emocionales.

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  3. Pues esa es la pregunta ¿Nos aman, sabemos amar como nos gustaría? Es terrible lo que dices de que todo el mundo engaña y miente y lo más triste es que es verdad.
    Toda nuestra ilusión está en el deseo de encontrar eso que llaman amor, el de verdad, el sincero y leal. ¿Porqué perder la ilusión de que tal vez sea posible?
    A veces algunos amores se acercan casi al ideal. Aunque no duren.

    Gracias por tus reflexiones, aunque me gustaría mucho más poder decir tu nombre, estimad@ anónimo.

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  4. Señorita Blanca.
    Aquí Hidalgo de nuevo. Hemos tenido nuestra palabras en el pasado pero la aprecio y creo que el sentimiento es compartido.
    He tenido una intuición. Sé que lo que le voy a pedir no es de su agrado, pero tengo que probar suerte. Creo que sería bueno que volviese usted donde venció al Monoi y que debe buscar en su cadáver, en lo que quede de él.
    En el craneo...
    No sé lo que encontrará, pero me parece que puede ser buena cosa tenerlo con nosotros. En la calavera del Monoi hay un piedra... no sé que más decirle.
    Búsquela, por favor.
    Y mucha fuerza.
    ¡Aguante!

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  5. Querido amigo Don Hidalgo, me pone usted en un aprieto porque no quisiera decirle que no, pero lo que me pide es algo terrible. Volver al Pirineo me asusta, hay cierta distancia de aquí a allí y los peligros acechan por el camino. Y luego no se que encontraremos al llegar.

    Pero si es necesario trataré de hacer lo que me pide porque se que no será una petición caprichosa, sino bien meditada, teniendo en cuenta que peligra mi vida.

    Tratamos de aguantar, cuídese también usted y vele por nosotros.

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  6. Hola, Blanca, soy Pilar. Besitos. Y yo haría caso a don Hidalgo, que suele tener razón.
    Más besitos míos y de Rosario.

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