lunes, 29 de agosto de 2011

Que se devuelva el polvo al polvo



Esta noche, después de la cena con los camaradas, Markel y yo nos dimos un paseo por las murallas para ver las estrellas, estar solos y sobre todo hacer la ronda diaria; sabemos que nos sucederá de nuevo, es una necesidad demasiado fuerte, cuando nos encontramos a solas nos lanzamos el uno sobre el otro como si fuéramos un náufrago asiéndose al salvavidas cuando se está ahogando.

Me cuesta dormir, en mi cabeza ronda la preocupación por encontrar la manera de acabar con nuestros nuevos enemigos Esta noche he caminado en medio de un pantano burbujeante, entre niebla espesa y cantos de animales extraños… he tratado de orientarme para saber dónde estaba, aquel lugar me resultaba extraño y atemorizante. Un pequeño sendero partía del lodo (me pregunto si empezaría allí y quién habría ollado la tierra con sus pies hasta hacerlo) y se perdía entre las sombras y la niebla en dirección al Este, alejándose de las zonas aún iluminadas por la luz del sol poniente. Después de una ojeada a la zona he optado por seguir el camino, no sin cierto temor. Durante un trecho todo ha ido bien, luego, al adentrarme en la oscuridad una bandada de pájaros extraños de alas enormes y picos punzantes se han lanzado sobre mí. Me he tirado al suelo, pero solo me han sobrevolado como tratando de advertirme, pero sin ánimo de hacerme daño. Se alejaban en la misma dirección por la que me llevaba el sendero, así que parecían pedirme que los siguiera. De vez en cuando volvían a sobrevolarme como para confirmar que lo hacía.

Al salir de la oscuridad del bosque he divisado una vieja pared coronada por una verja alta de barrotes puntiagudos que rodeaba algo que me pareció un campo santo, sobre el terreno una niebla espesa formaba un círculo que curiosamente rodeaba uno de los panteones de mármol rosa, a cuyos lados velaban dos ángeles que, vistos de lejos parecían orar, había que acercarse para apreciar que en sus caras se perfilaba una sonrisa maligna y en sus ojos todo el odio del mundo: Siste, viator. Sit tibi terra levi* decía la inscripción grabada en negro sobre la losa. Curiosamente no había nombre alguno, ni ninguna referencia a quién estaba enterrado allí.

Los cementerios no me asustan, pero este era especialmente siniestro, así que me fui acercando con mucho sigilo esperando no se que cosa, estaba leyendo la inscripción cuando me pareció ver que uno de aquellos ángeles levantaba su espada y la dirigía contra mi con fuerza. Di un grito y me encontré sentada en mi cama, sudorosa y agitada, preguntándome qué significaba aquello y dónde estaba. Había sido un sueño.

He pasado la mañana meditando sobre ello y sobre todo en las palabras grabadas en la tumba, tenía el presentimiento de que en ellas había un mensaje y allí estaba la solución para luchar contra nuestros enemigos más cercanos, los zombis, sin necesidad de que hubiera más victimas entre mis camaradas y sobre todo qué tenían en común con aquellas otras dichas por el viejo: "Ellos yacen eternamente, no están muertos, pero incluso los no muertos pueden morir. La solución está en el polvo estéril".

Si estoy en lo cierto creo que he encontrado una manera. La pondremos en práctica en cuanto lo hable con mi gente y pida su opinión a Pilar y Rosario.

*Detente caminante. Que la tierra te sea leve

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