domingo, 14 de agosto de 2011

Fantasmas y traidores




A Rebeca le pasa algo, ya lo había notado en el camino de vuelta y sigo sintiéndolo aquí; se ha vuelto solitaria y extraña hasta tal punto que apenas habla con nadie y cuando lo hace se muestra hosca y malhumorada; me he acercado a su todoterreno a ver si es que está enferma, vive continuamente encerrada en él con los toldillos echados para protegerse del sol, no sonríe a nadie, no se preocupa de las tareas que se le han encomendado, incluso le he visto llevando frutas y otras viandas, lo que me ha hecho suponer que desea comer sola. Estoy muy preocupada, temo que esté pasando una fuerte depresión por lo de Rolando y lo peor es que no quiere que nadie le ayude.

Así que he asumido parte de sus quehaceres para darle tiempo a que se reponga. Iba a consultarle un asunto que no me sentía capaz de resolver cuando he visto a un hombre salir de su camioneta y desaparecer sigilosamente por detrás. Me he detenido sorprendida ¿Rebeca con un hombre en su vivienda móvil? ¿será por eso que se oculta tanto? le he seguido cuidadosamente porque su actitud me parecía muy extraña. Ha ido directamente a la tienda del mando general, a esas horas solo se encuentran allí los vigilantes y en estas circunstancias tal vez no muy atentos por el cansancio. Ahora ya no tengo miedo, he mirado a través del toldo transparente que hace de ventana y le he visto abrir los cajones donde se guardan los micros con todos los movimientos programados para la siguiente campaña, el número de nuestras fuerzas y sobre todo los nombres de los poseedores del nuiz y otros poderes supraterrenales, entre ellos el mío propio.

No lo podía creer, aquel hombre era Rolando, sí, no estoy loca Rolando en carne y hueso ¿cómo era posible si yo misma había visto como le enterraban? He entrado apresuradamente en la tienda, no estaba en guardia porque la sorpresa no me dejaba pensar. Rolando se ha dado la media vuelta, me ha mirado con unos ojos extraños y extraviados y sin previo aviso me ha soltado un patadón que me ha dejado sin habla, semiinconsciente. Luego ha huido rápidamente sin decir palabra. ¿Rolando? No podía ser Rolando, porque él estaba muerto y además no era un traidor y ¿si lo era, Rebeca era su cómplice?

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