jueves, 8 de septiembre de 2011

!Demonios!.... Nos atacan de nuevo



Hay novedades que tengo que contaros, pero primero os diré que Pilar y José María nos han contado una aventura para justificar su ausencia; al parecer estaban en su embarcación contemplando la Profundidad de la mar oceana, cuando ha aparecido un monstruo, concretamente nuestra conocida araña, madre de todas las arañas y les ha atacado violentamente, ellos se han defendido como han podido haciéndola huir, aunque en el fragor de la batalla el barco resultó gravemente averiado y por eso debieron permanecer varados hasta que llegamos nosotros.

Claro que esa es la versión que nos dieron en el campamento, con doña Teresa delante. No se si ella se lo habrá creído pero permaneció allí imperturbable y sin decir ni una palabra. Todos sabemos que ella no tiene conexión a la Red, pues perdió su computadora en una de la debacles guerreras, así que Pilar se ha permitido contar la versión dos, mucho más real que la uno, sin duda alguna. Que queréis que os diga, si han podido y han querido han hecho bien, aunque no se que opinaría la santa de Don José María si lo supiera.

Y ahora vamos a las novedades: se está fraguando algo y no sabemos bien que es exactamente. Nos avisan desde otras posiciones en la península que han visto grandes grupos de demonios marchando a toda velocidad rumbo a las costas, al parecer van a la desbandada, sin jefes ni orden y lo más curioso y yo diría que preocupante, es que no se detienen siquiera a guerrear o enfrentarse a nuestra gente. Estamos sumamente preocupados por algo que se sale tanto de su forma de actuar, pudiera ser que hayan encontrado otra manera de atacarnos y que el peligro se acerca por la costa en la península, así que hemos decidido partir para el continente a enfrentarnos a nuevas emociones.

Estamos, pues, en marcha; utilizaremos el barco del sr. Ruiz Mateos y esperamos llegar a puerto en unos días. En la última reunión que hemos mantenido esta mañana no se quién ha preguntado si alguien sabía algo de Hidalgocinis; nos hemos mirado unos a otros asombrados porque no nos habíamos percatado de la ausencia de nuestro camarada, ocupados en nuestras pequeñas cosas. Unos lo hacían en Tarifa, otros en el interior, también había quien pensaba que pudiera haberse desplazado a las islas Canarias o que estuviera oculto recuperándose de las pasadas batallas.

Así que partimos, veamos que nos espera de nuevo.

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