lunes, 5 de septiembre de 2011

Misterio en Cales Coves



Hemos encontrado a la gente de San Felipe muy preocupados, por eso nos hemos puesto en marcha sin más dilación. Nos han acompañado otros dos hombres de la mano vacía y Lucas Drill; Lucas es un joven muy decidido que nos será de gran utilidad si la dificultades que se nos presentan son fuertes, nos guiará gracias a su nuiz para localizar personas o cosas. Hemos organizado dos grupos, uno recorrería la costa y el otro se adentraría en el interior. Yo iba en el de la costa y después de ponernos de acuerdo rápidamente para no perder más tiempo, Lucas nos ha indicado que lo mejor sería acercarnos a Cales Coves. Al parecer sentía vibraciones que le llevaban en esa dirección, además de que era un lugar de gran belleza e historia y tal vez la razón de su salida había ido conocerlo.

A duras penas hemos conseguido suficiente fuel para mover los coches, cada vez las cosas escasean más y por eso hemos decomisado las más necesarias para estas situaciones. Nuestra ruta era la carretera que conduce de Sant Climent a Cala en Porter y luego llegar al abrupto camino que lleva a la cala; no queríamos consumir más gasolina de la necesaria así que hemos continuado la marcha a pie observando los acantilados y alrededores por si habían sufrido algún accidente. Hemos llegado a nuestra meta sin ver nada que pudiera darnos razón de que hubieran estado allí.

Asomándonos a los acantilados pretendíamos comprobar si se habían despeñado por alguno de ellos al tratar de ver las magnificas cuevas prehistóricas que convierten a la cala en un lugar lleno de historia. Y entonces hemos visto la motora varada en medio de la cala, silenciosa y aparentemente solitaria. ¿Cómo podríamos llegar allí? Tengo un poder, no me canso nunca y controlo la vida y la muerte, así que nadie ha protestado cuando he dicho que yo trataría de bajar por las rocas.

He nadado hasta llegar a la lancha; trepando por babor he encontrado a nuestros
desaparecidos, ambos semiinconscientes y quemados por el sol, los labios agrietados y la piel arrugada. José María no respondía a mis llamadas, Pilar sin embargo me ha pedido agua y ha roto a llorar después.

-¡Gracia a Dios que habéis llegado! Ha sido horrible, ha sido horrible…

He decidido que debíamos volver en la embarcación, para poder atenderles rápidamente. Ruiz Mateos me preocupa, aún no ha dicho nada. Pilar, sin embargo cuando ha conseguido reponerse un poco, nos ha contado su aventura y ha vuelto a despertar nuestra preocupación y a ponernos de nuevo en alerta. Si ella no se siente capaz de contaros lo sucedido lo contaré yo. Le daremos tiempo para que se tranquilice.

No hay comentarios:

Publicar un comentario